Cuando aún su pintura tenía trazos figurativos de los que se desprendió con el paso de los años, el pintor norteamericano Tomory Dodge apuntó: “Estoy interesado en una clase de fantasía apocalíptica que parece acechar bajo la superficie de la psiquis americana. Es una asociación de la catástrofe y el desastre con la redención y la trascendencia. Lo terrible que toma un aire de conveniencia. Una de las maneras en que trato de expresarlo es implicar una especie de enfermizo, sino arrebatador,  delirio…”. La pérdida de las formas reconocibles, la intensificación de los trazos, la elección de una paleta variable y feroz, así como los diversos tamaños que usa para construir sus obras son el modo más efectivo de trasladar esa vieja idea a unas telas plenas de fuerza expresiva.

Tomory Dodge. Denver, Colorado, 1974.