Sonoridades
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Nuevas direcciones

El mejor descargo sobre el Inconfesables de este número podría empezar: “Corrían los mediados de la década del ’70…”. Y no estaría fuera de lugar: primero porque el tema es del año 1975, más mediado de década imposible; y luego porque ese decenio es el que quedó entre las tensiones de los revolucionarios sesenta y los revolucionados ochenta. Incluso, no es descabellado pensar que movimientos musicales radicalizados como el punk fueran una reacción necesaria ante un indicio tan grande de desbande estético como el que los escoceses de Pilot y su hit Magic le propusieron al mundo. Pero vale el mea culpa de decir que uno se vio subyugado por la melosidad y lo pegajoso que retumba falsettos dignos de The Bee Gees o E.L.O. Ahora bien, ¿qué había en ese sonido que lo hacía particularmente atractivo y que, aún hoy, tiene un dejo de singularidad y huella digital? Una pista: en las perillas estuvo uno de los grandes productores de esa década. ¿Quién? He aquí la respuesta: el mejor descargo sobre el Inconfesables de este número podría empezar: "Producido por Alan Parsons…"