Miradas
« Nota anterior
Nota siguiente »

El documental Enter Through The Balcony aún no ha sido estrenado. Procede de un país, Ucrania, del que sabemos más bien poco. Su tema, el fenómeno de los balcones improvisados, parece ser materia específica de urbanistas o fotógrafos callejeros. Y sus escenarios son ciudades que están lejos del podio de las más visitadas por el turista medio. Este cúmulo de circunstancias específicas, sin embargo, contiene una esencia que es común a muchos en muchas latitudes, se tenga o no balcón. El encanto que desprende el tráiler de la cinta dirigida por Roman Blazhan nos invita a conocer el porqué de esos balcones, de esas construcciones que rasgaron la uniformidad de la arquitectura dominante, y las escenas que se han tejido y se tejen en ellos. Y más allá de que nos venga al pelo para este número 43, las fotografías que aquí les presentamos nos hablan de una historia que exige ser conocida.

Su director, Roman Blazhan, nos ordena el entusiasmo a través del correo electrónico. Y lo hace mencionando en primer lugar a la Unión Soviética –de la que Ucrania formó parte hasta 1991– y su política de gratuidad de la vivienda. En la década de los años sesenta se inició la construcción masiva de edificios, idénticos, a menudo construidos en medio de la nada, cuyos departamentos eran gratuitos, sí, pero esencialmente pequeños. “La gente que empezó a vivir en esos pequeños apartamentos se enfrentó a un problema: no había ningún lugar para guardar sus objetos, exceptos en los balcones”. Nacen entonces los primeros “balcones mejorados”, ampliados, tuneados con lo que se tenía a mano: palos, madera; cristal y aluminio para quien podía procurárselos; materiales que a menudo procedían de un mercado paralelo de productos y servicios de renovación que pronto fue floreciente. De forma paralela, las ampliaciones comenzaron a ser objeto de la persecución de las autoridades. “La gente solo quería hacer su vida un poco más cómoda”, apunta Blazhan.

El declive de la URSS en la década de 1980 extendió el proceso de transformación de los balcones. Pero fue con la independencia de Ucrania en 1991 cuando la renovación fue masiva. “La propiedad privada se convirtió en una situación legal, y la gente lo entendió de manera estrafalaria. Tengo algo –comenta Blazhan–, entonces puedo hacer con ello lo que quiera”. Así, lo que había comenzado como una solución utilitaria se transformó en una expresión de estatus social, en una forma de impresionar a los vecinos con mejores materiales y más metros cuadrados. Algunos balcones “ampliados” pasaron a ser más grandes que la propia vivienda.

La brecha
Con el nuevo siglo “se convirtieron en el estándar de todas las familias ucranianas: si alguien no colocaba ventanas vidriadas en un balcón, el departamento no estaba terminado ni bien hecho”. De esta industria floreciente surgió un nuevo mercado negro: el de los arquitectos que cobraban sobornos por firmar la remodelación de los balcones. La cobertura que los medios hicieron del boom agrandó la brecha, la bajó a los barrios. (Y nosotros creyendo que es industria nacional). Los sueños de la demonización produjo mersas y los propietarios de balcones se convirtieron en “estúpidos sin gusto”. No fue hasta 2018 cuando un cambio legislativo permitió la construcción de nuevos edificios con balcones acristalados, puesto que hasta entonces regía la antigua norma soviética que consideraba cada balcón como una segunda salida de incendios. Con la estandarización de los balcones en los frentes de los edificios, “comenzó la desaparición de la era del balcón improvisado”.

Aquí termina la historia y empieza la película. Enter Through The Balcony presenta con sencillez estos balcones por dentro y por fuera, sus historias y las de su gente. “Vivimos en una época extraña –dice Blazhan–. Sentimos empatía por extraños en la otra parte del mundo y nos negamos al diálogo con quienes viven a nuestro lado”. Ese intercambio también lo es con el entorno, con las propias ciudades, con la necesidad de generar comprensión mutua. La participación de arquitectos, sociólogos, antropólogos y funcionarios ofrece un marco actual e histórico con que acercarse a este fenómeno social. La producción de Enter Through The Balcony está a cargo de Minimal Movie, del propio Blazhan, y cuenta con el auspicio de la Ukrainian Cultural Foundation. Su estreno online está previsto para el año próximo. Vayan asomándose al balcón.

 

Ver trailer

 

 

Ver galería de fotos