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Escribo para que la muerte no tenga la última palabra
Odysseas Elytis

Escritos

Poemas: Rafael Urretabizcaya

El gaviotín

El gaviotín viaja de un extremo al otro del mundo
toca tres continentes, surca dos océanos,
recorre 40.000 kilómetros,
Leí que algunos mueren y que cuando esto pasa
otro lo reemplaza en la formación.
Sin embargo
llevo siglos rastreando un gaviotín muerto
y no lo encuentro.
Conclusión primera: sólo muere lo que se pudre.
Conclusión segunda: el único lugar que queda lejos
es donde no va nadie.

 

 

La estadística

Buenas,
yo soy el que aparece en la estadística
y lo agradezco,
me arreglaría con menos, sabe
pero a mis chicos les enseño
a usar la ropa de sus primos,
que no se tira el pan
sin intentar
transformarlo en budín o una tostada.

Bueno aquí estoy,
soy el habitante de la patagonia
vengo
por mi kilómetro cuadrado.

 

 

Variaciones sobre la verdad

Cuando sonó que al pueblo venían los titanes
fuimos bañados por la luz de un cometa,
salimos a mirarnos por la calle  
hasta quedar convencidos que se trataba de nosotros.

El aire fue distinto
no quedó ni un reflejo de esos que éramos antes
las mamás, las vecinas, todo se hizo extranjero
una nueva manera de estar
nos tomó el cuerpo

sin embargo,
alguien que caminaba por Dorrego y hacia abajo
(alguien que iba para el Industrial o capaz, para el lado de Lázaro)
soltó que estos titanes, los que venían a nosotros,
no eran los auténticos
argumentó que a la misma hora que actuaban en el pueblo
también lo hacían por la tele,
y en el pueblo de un primo.

Ahí nomás,
los creyentes retrucamos
que el colectivo de ellos
rajaba por el aire, como loco
no esperaba por nada, no tenía miedo ni le faltaba nafta
que la tele es toda una mentira y ese primo,
un huevón confundido

igual quedó flotando
un calor que nos conocía por el nombre
un aire rezongón
un pensamiento que luchaba desde atrás de la nuca
por tomarnos los ojos de repente
es decir:
donde había brillado una certeza
ahora camorreaba una pregunta.

Aunque la cosa era a las ocho
a las dos ya estuvimos,
sin bajarnos de las bicis esperamos así,
de la manera que lo hace el que va a crecer de golpe

a las cuatro llegó el colectivo
(uno de línea, de Morón,
feo pero fileteado
raspado contra todo)
de ahí fumando se bajaron tres tipos
charlaron con Elpidio, el cantinero,
ni miraron a los cuatro paisanos
que jugaban al tute,
después bajó otro más, con tres valijas,
Karadagián no era ninguno

al rato en un torino
llegaron otros cuatro,
tenían anteojos negros de turismo carretera
y unas gorras cancheras
aireadas por los bordes,
fumaban y aunque pasaron rápido
Karadagián no eran tampoco

uno rengueaba un poco, pero no tanto como para ser la momia
que como todos saben
renguea parejo para atormentar a su enemigo

ni el cole ni el torino eran medio ligeros
parecían cascajos que pedían disculpas

con Methol y Galeano entramos primero
y nos sentamos adelante,
se acercó el que había bajado tres valijas
y nos mandó hasta la tercera fila
detrás de una piola

arrancaron Tufí Memé contra Pepino
se trabaron y enseguida volaron por el aire,
no aguantaba verlos azotarse contra el piso
tampoco podía cerrar los ojos,
apagaba mi cabeza, la dejaba
como un caldo que se olvida en la olla

Cuando el Caballero Rojo se trepó a las sogas de la esquina
para reventar por fin a Mercenario Jou, (por quien yo sufría aunque a él no lo quisieran ni su padre ni su madre)
pensé que ser,
es algo bien difícil
y ellos a un tiempo eran dos cosas,
que luchar disfrazado es regar bajo la lluvia,
y que así y todo estos tipos, se parecían a algo cierto.

La última pelea de la noche
encontró a dos de los buenos:
Karadagián contra la momia.

De golpe supe cosas que me nacieron solas
como nacen el hambre o los granitos,
que Karadagián era el mismo que temprano
me había mandado para atrás
que la momia era el piloto del torino

cuando Willian Bú arrancó el combate
me saltó al cuello con una doble nelson
¡enfurecida! la pregunta:
¿qué cosa es la verdad?

Los luchadores
pelearon algo más
escondidos de ellos,

seguían dándose tortazos
cuando los otros ya cargaban las valijas

Tufí Memé recién duchado se arrimó a la cantina,
Elpidio sin mirarlo le sirvió un cinzano,
los cuatro gauchos que jugaban al tute
se tiraron a menos,
con Methol y Galeano agarramos las bicis.

¿la verdad se hace a golpes?
¿son de verdad los gritos de los chicos?
¿la verdad tiene máscaras?
¿es la verdad lo que da cuerda al mundo?
¿es verdad que los buenos siempre ganan?
¿es la verdad lo que hago o lo que digo?
¿lo callado es mentira o es silencio?
¿la verdad viaja en cole, en torino?



Nidos

El pájaro hizo nido en la antena del televisor
y dijo ”es un buen lugar”
y la pájara que “no”
él que sí
ella que no
élquesí
ellaqueno.

Se mataron a picotazos justo cuando empezaba hola susana.