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La imaginación crea la realidad
Richard Wagner

Sonoridades

El riff que tocamos todos
por Van Gogh i Tyson

No haber chamuscado las punteras de unas Pampero Tenis en un fogón playero, en el cual alguien tocase con tres dedos y una cuerda de guitarra la intro de Smoke on the water, en los 70´s hubiera sido considerado poco menos que un quemo.

Los Deep Purple compusieron esa canción a raiz del incendio que consumió hasta sus tuétanos el Casino de Montreaux, en Suiza, el 4 de diciembre de 1971, durante la presentación de Frank Zappa & The mothers [fuckers] of  the Inventions, que se vieron obligados a salir por piernas del escenario abandonando a «King Kong», el tema que no terminaron de tocar.

Del eco de los acordes de King Kong y de los instrumentos quemados salió una columna de humo hipnótica, espesa y abundante, como la música de Zappa, que inspiró al bueno de Ritchie Blackmore el riff más manoseado de la historia.

El inicio de la letra, que ni yo ni muchos de mis amigos monolingües alcanzábamos a desencriptar, decía:

Llegamos a Montreux
A las orillas del lago Ginebra
Para grabar algo con una unidad móvil
No teníamos mucho tiempo
Frank Zappa y las Madres
Tocaban en el mejor sitio de los alrededores
Pero algún estúpido con una bengala
Quemó el lugar hasta los cimientos
Humo sobre el agua, fuego en el cielo.

Y con esto dejaban claro que eran mejores cronistas que poetas (y que geógrafos; el lago mentado en realidad se llama Leman. Recomiendo googlear «la maison del lac» y visitar la casita que, en su orilla, Le Corbusier les hizo a sus viejos cuando se jubilaron) dando cuenta de un mono relojero que, bengala en mano (¿tendría una Victorinox en la otra?), no tiene nada que envidiarle al Homo Miserere que varios años después mostraba su mismo grado de evolución y peligrosidad.

Pero volviendo al mono sabio que hoy nos inspira, los invito a deleitarse con este ejemplar, que cuando empuñaba la guitarra hacia peligrar la estupidez dominante. De su disco Baby Snackes, y con el magnífico Adrian Bellew de ladero, vamos con City of tiny lites de 1979. Buenas noches.

Du Pré vs. Du Pré
por Alejandro Feijóo

No resulta sencillo aproximarse a la figura de Jacqueline du Pré (JdP). Y aún menos hacerlo sin visitar tópicos. Hablamos de quien es considerada la mejor instrumentista británica de los últimos trescientos años, uno de los más brillantes violonchelistas de la historia o, sencillamente, un fenómeno fuera de calificación. Y ello a pesar de haber visto truncada su carrera profesional a los 28 años de edad. Desde entonces y hasta su fallecimiento catorce años más tarde, convivió con la muerte en vida que constituye una enfermedad neurodegenerativa, sin volver a interpretar en público y dedicándose a la enseñanza casi en el anonimato. No es errático afirmar, pues, que la fotografía fija de la JdP plena de facultades resulta una de las estampas más luminosas que podemos encontrar en la historia de la interpretación musical.

Cuenta su madre que Jacqueline ya cantaba afinado antes de cumplir su primer año de edad. No es extraño que con apenas cuatro años el sonido de un chelo emitido por la radio la deslumbrara al punto de pedir a su madre “eso” que sonaba de aquella manera. Cuando su talento la desbordó en busca de nuevas partituras y de otros profesores, se puso a las órdenes de William Pleeth, a quien JdP siempre consideraría su padre musical, a pesar de que a lo largo de su carrera alcanzó a codearse con los mejores. El nuevo profesor tardó apenas unos instantes en saber que, más que enseñarle supuestos secretos de un instrumento que para ella parecía no tenerlos, más bien sería él quien pronto aprendería de JdP. Cuando Jacqueline apenas pasaba los diez años de edad, Pleeth tomó una decisión descabellada para el común de los mortales, pero que en el caso de JdP constituyó el episodio fundacional de una interpretación histórica: sugerirle el aprendizaje del concierto de Elgar, la obra cumbre del violonchelo.

Considerada una de las obras de madurez por excelencia, el concierto para chelo de Edward Elgar constituye la visión profunda de un hombre que ve cercana su muerte y para quien el pasado no es más que un agotado escenario de violencia. No es esta, precisamente, la cosmovisión vital que se le presupone a una niña que no ha alcanzado la pubertad. Sin embargo, la naturalidad con que JdP se enfrentaba a la interpretación solventó el abismo generacional con una sencillez que a la vez contrastaba con la pulsión extasiante que daba a cada golpe de arco.

JdP interpretó por primera vez en público el concierto de Elgar en Londres, con la Orquesta Sinfónica de la BBC, el día que en el hemisferio norte comenzaba la primavera de 1962. Jacqueline tenía 17 años y su capacidad para comunicar la intención de ocaso que Elgar había traducido a corcheas y silencios terminó por sepultarla irremediablemente en la historia. Comenzó entonces una segunda etapa en su vida, su perfil más público, tras el que se encadenaron conciertos y grabaciones, viajes y clases magistrales; encuentros con Rostropovich y enfrentamientos con Pau Casals; depresiones, dos Stradivarius, su conversión al judaísmo y una boda con Daniel Baremboim que alimentó la leyenda de ambos prodigios.

Hasta que un día, JdP canceló un concierto. Fue en Nueva York, en febrero de 1973, y las crecientes dificultades que venía experimentando para digitar se convirtieron pronto en diagnóstico firme. Así fue como la esclerosis múltiple regaló al mundo una leyenda. Un regalo envenenado que es hoy luminosa emoción. Quedan de ella múltiples grabaciones y algunos registros fílmicos que dan fe de que no conoció la moderación, y que el exceso fue su brillo infalible y la precisión, el refugio de su genio.

Hanitrarivo Rasoanaivo | Entrevista
por Javier Martínez


Tarika Bé es un grupo estandarte de la música popular de la isla de Madagascar. El trabajo con el folklore de las 18 tribus que habitan la isla y su mixtura con instrumentos occidentales y el groove del jazz y el funk hacen que la propuesta de la banda liderada por Hanitrarivo Rasoanaivo (Hanitra para los amigos) tenga una energía y un sonido únicos, motivo por el cuál fue elegida como una de las 10 mejores bandas del planeta por la revista Times en el año 2000. En una extensa y rica entrevista realizada vía e-mail para ESTO NO ES UNA REVISTA, la compositora y cantante malgache recorrió su historia al frente de las distintas versiones de su banda, la más influyente banda de música contemporánea de una isla africana que no termina de serlo y la primera banda en ser liderada por una mujer en su tierra.

21'' | Adele
por Alice M. Pollina


Su primer disco vendió casi dos millones y medio de copias, en 2008. El nombre del CD era 19, la edad que tenía Adele en ese momento. Recién había egresado de la escuela secundaria de artes BRIT School, a la que también asistieron Amy Winehouse, Katie Melua, Leona Lewis y Kate Nash.

La adolescente británica no daba con el estereotipo de estrella femenina de la canción, por eso el éxito del disco tomó por sorpresa a todos, incluso a ella misma. Cuando su manager le avisó que tenía cuatro nominaciones al Grammy, se encerró en el baño a llorar durante una hora.

Pero Adele tiene una voz privilegiada y perfecta para el soul, entonces ¿de dónde venían las dudas? De su talla, que no es la de sus compañeras de escuela Winehouse y Duffy. Sin embargo, ella demostró que no se necesita encajar en el jean de Britney Spears para que te escuchen, lo que hay que tener es un talento extra grande. En 2009, venció a los Jonas Brothers y a Duffy en la entrega de los Grammy cuando ganó el premio a Mejor Nuevo Artista y coronó su gira mundial de 19 con un lleno total en el Hollywood Bowl de Los Ángeles.

Curiosamente el nombre del sello que confió en ella y se imaginó el impacto que tendría la voz de Adele, es XL Recordings, con el que la cantante también acaba de editar su segundo álbum, 21. El disco salió el 24 de enero en Inglaterra y el 22 de febrero en Estados Unidos, editado por Columbia Records.

En  su nuevo trabajo, Adele transforma su sonido folk-soul en disco-gospel, blues y R&B, al estilo de los '70, con la ayuda de Rick Rubin y Paul Epworth en la producción. Esta semana el pirmer corte de 21, Rolling In The Deep, debutó en el número 2 de los charts británicos.

Say no more
por Lionel Klimkiewicz

“La noticia apareció en un periódico sensacionalista. Decía simplemente que se había producido un incendio… Después de llegar los bomberos, la policía, la prensa, apagar el fuego y rescatar al hombre, le hicieron la pregunta obvia:
¿Cómo se inició el incendio?
–N
o sé, estaba en llamas cuando me acosté”

Con está frase se inicia Say No More, CD que Charly García editó en 1996. Sin duda, este es su trabajo más controvertido; en él no vamos a encontrar canciones pegadizas, ni sonidos limpios y agradables al oído al escucharlos por primera vez. Más bien, son las melodías disonantes, los sonidos envolventes, los silencios y los cortes los que resuenan en un primer acercamiento. Todo esto junto a frases muy sugerentes: “Estaba en llamas cuando me acosté con vos”, “Querida, el resto, ya lo sabés, de eso se trata Say No More”, “Yo vivo en una casa vacía”, “Esa navaja gris, me cortó la voz: se hizo cuchillo al fin”, “Pero si nos quisiéramos un poco más, no jugaríamos tanto”, “La entrada es gratis, la salida vemos”, “La vanguardia es así”, “No puedo dividir lo que soy”, “Cualquiera puede hacer su película, no pierdas foco, piensa bien, no digas nada!”, “Nada que hacer, nada que ver, solo quedan las películas negras”, “Cuando el cristal se caiga en el mar verás que toda está canción es agonía”, “Yo se lo dije a usted, más allá del principio del placer”, etc.

Charly García tiene una obra discográfica extensa, sobre la que nadie puede negar que haya dejado marca en nuestra cultura, pero sin duda, este es el disco que más lo marcó a él. Una vez, años atrás, en un reportaje le preguntaron qué era el arte, y él respondió en forma contundente: “el arte es cagarse de frío”. En este, a mi entender su mejor disco, logra desde las llamas una obra que por momentos hiela la sangre. Un testimonio, el suyo, de cómo se pueden correr los límites de la belleza.

And If | Anat Fort Trío
ECM Records | 2010

Para su tercer disco, la exquisita pianista israelí Anat Fort eligió el formato trío. Y para ello convocó a Gary Wang para que toque el bajo y a Roland Schneider para que se encargue de la batería, en reemplazo del gigante Paul Motian, su anterior batersita, a quien le dedica uno de los 9 temas que la pianista compuso para And If. Una versión de ese primer corte cierra el disco, una transformación en sintonía con el devenir de la variada, serena y sorprendente geografía sonora que se le propone a quien escucha. El piano de Fort es tan límpido, audaz y certero como en sus anteriores trabajos, y siempre dispuesto a tanto explosiones como a melodías suaves que acarician el corazón; atenta a las riquezas que su formación como pianista clásica y de jazz le dan, un amplio horizonte en el que se refleja su arte, herramientas que trabaja como una delicada orfebre para entregarnos, una vez más, un disco que se disfruta plenamente de principio a fin.

Solopiano | Adrián Iaies en Café Vinilo

Durante dos fines de semana del mes de enero de 2011, Adrián Iaies presentó Solopiano en Café Vinilo, un muy buen reducto, ideal para la escucha del jazz, en el barrio de Palermo y a cargo de Cheche Ordóñez. La cita viene a cuento ya que fue el propio dueño del lugar el que le propuso al pianista producir un disco en vivo. El resultado de la idea fue una serie de shows que culminó con uno exquisito en el que desfilaron los estándares propios de Iaies, es decir, un repertorio ecléctico sostenido a pura soledad en el escenario, a puro piano.

Desde la apertura con Cable a tierra, de Fito Páez, hasta el bis, desfilaron, entre otros, autores como Charly García, María Elena Walsh, Thelonius Monk, Billy Joel, Divididos y el propio pianista, con el tema que le dará título al álbum grabado en Café Vinilo: ¿Cuándo dejó la lluvia de ser sagrada?

Comentario aparte para las versiones de Los Mareados y Nostalgias de Juan Carlos Cobián, el compositor que más le gusta a Adrián Iaies; cosa que no sólo afirma y se nota sino que le permite al público escuchar esas composiciones ya no jazzeadas sino atravesadas por el jazz; ya no reelaboradas desde la fusión de géneros, sino releídas por el pianista y, por lo tanto,  novedosamente escuchadas por los agradecidos oyentes. Como era de esperar por el desarrollo de la velada, el final de la grabación en vivo fue a puro aplauso. Cierre que auspicia un muy buen disco. 

Video sorpresa

En marzo de 1972, el rey Elvis Presley grababa por primera vez un tema que no tardó en llegar a la cima de los charts. Hablamos de Burning Love, a la que en los discos de estos lares se llamó Amor ardiente. Este tema fue compuesto, un año antes, por Dennis Linde, convirtiéndose en el mayor éxito de este compositor texano. El video que elegimos para el número de hoy es el del estreno en vivo de este temazo, tan nuevo que el Rey lee en escena la letra que lleva anotada en un papel.